No parece mi vida... pero sí soy yo
Es como entrar en el cuerpo de otro y recorrer su pasado, aunque con la duda de visitar su mundo onírico. Yo también he deseado esos momentos, esos rincones donde poseer el poder infinito sobre el propio deseo.
Y de repente, despiertas y es ella. Está ahí, en tus manos. Es su sabor, su voz, sus grandes ojos de abismo, el ligero temblor de sus labios, y algo más que un sueño está ocurriendo.
Y me está pasando a mí.
Creando momentos de recuerdo para el resto de la vida, haciéndolo juntos tu y yo. Sin temor, sin criterios, sin causas, sin futuros. Solos. Libres. Completos. En ese momento, todo el universo, toda la sabiduría, todo el poder, todo, se concentra en tu ombligo. Debajo de tu piercing.
Y de repente, despiertas y es ella. Está ahí, en tus manos. Es su sabor, su voz, sus grandes ojos de abismo, el ligero temblor de sus labios, y algo más que un sueño está ocurriendo.
Y me está pasando a mí.
Creando momentos de recuerdo para el resto de la vida, haciéndolo juntos tu y yo. Sin temor, sin criterios, sin causas, sin futuros. Solos. Libres. Completos. En ese momento, todo el universo, toda la sabiduría, todo el poder, todo, se concentra en tu ombligo. Debajo de tu piercing.
Y sin embargo, lo supe. Siempre. Antes de conocerte. Soñándote sin rostro entre espejos de deseo, buceando en mares de pasión vacíos de certeza. Siempre hubo algo que latía como el fuego de la esperanza. Algún día, en algún lugar, te encontraría.
Solo para trufarte.
Solo para trufarte.
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