El baúl de los sueños rotos

Allí donde el alma se refugia diluyendo sus recuerdos en el éter del tiempo, transformando en bits los dolores y pasiones, tratando de encontrar la empatía que el universo siempre le niega.

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Aún somos jóvenes, pero algo nos cansa de la vida. Quizás las decepciones, o ver que ya es tarde para cumplir sueños. De todas formas, hay como una obsesión, que nada nos cambie. Que siga siendo el que soy.

miércoles, febrero 23, 2011

No parece mi vida... pero sí soy yo

Es como entrar en el cuerpo de otro y recorrer su pasado, aunque con la duda de visitar su mundo onírico. Yo también he deseado esos momentos, esos rincones donde poseer el poder infinito sobre el propio deseo.

Y de repente, despiertas y es ella. Está ahí, en tus manos. Es su sabor, su voz, sus grandes ojos de abismo, el ligero temblor de sus labios, y algo más que un sueño está ocurriendo.

Y me está pasando a mí.

Creando momentos de recuerdo para el resto de la vida, haciéndolo juntos tu y yo. Sin temor, sin criterios, sin causas, sin futuros. Solos. Libres. Completos. En ese momento, todo el universo, toda la sabiduría, todo el poder, todo, se concentra en tu ombligo. Debajo de tu piercing.

Y sin embargo, lo supe. Siempre. Antes de conocerte. Soñándote sin rostro entre espejos de deseo, buceando en mares de pasión vacíos de certeza. Siempre hubo algo que latía como el fuego de la esperanza. Algún día, en algún lugar, te encontraría.

Solo para trufarte.

domingo, febrero 13, 2011

Sigue siendo ella

En este muro deposito esos fragmentos de vida que no quiero dejar desvanecerse en el tiempo. Ya no da luz, pero sigue siendo ella, con otro nombre, con otro rostro, como dice Alejandro Sanz en su canción (si hay canciones que forman la banda sonora de mi vida, creo que ésta es de las primeras de la lista).

Irrumpió en mi vida de repente, sin avisar, sin esperarlo, sin querer. Pero las fibras de mi alma se tensaron enseguida porque empecé a palpitar con ella, con su lúcida ironía, su melancólica mirada, su entrega apasionada a todo lo que hace, su timidez disfrazada de distanciamiento. Y su claro y decidido acercamiento a mí, torpe, ilusionado y abrumado ante la invasión.

Como todos los imposibles, fue un amor sin censuras ni objetivos. Simplemente, amarse. Disfrutar de la compañía mutua, de las caricias y suspiros que surgen desde las cavernas de nuestro ser.

Cuesta reconocerse cuando admites que ya no hay nada más. Que todo lo que pasó en mi mente no ocurrió de verdad. Que no ocurrirá.

Es heavy.